
El regreso al castillo rebela nuevas sorpresas.

Esta vez la visita fue mucho más temprano y con cielos despejados, el recorrido por su interior nos mostró reflejos de su antiguo esplendor.

Arquitectonicamente me sorprende, las estancias no son pequeñas y el techo en plano es de piedra, lo cual supone una tensión de carga brutal pues el peso se dispara, y hoy dia sigue en pie y solo se cola el agua por las juntas de la piedra.


Algunas salas estaban dedicadas a las caballerizas y los pequeños restos son testigos de esta utilidad.




La suerte de este día fue el cielo despejado y el sol caprichoso, me ofreció algunos juegos de luces y sombras muy bonitos para las fotos


-"Los árboles gritan de dolor al morir, pero tú no puedes oirlos"
-La princesa Mononoke-
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